La tarea de selección de las ligadas (o mezclas) para cada marca, de acuerdo con sus propias recetas, comienza mucho antes de que las pacas lleguen a la fábrica.
Tan pronto se conoce la programación futura de la producción de la fábrica por marcas y tamaños, el Maestro Ligador elabora la lista de todas las hojas de tabaco que él necesita para confeccionarlos.
En el almacén central se realiza una selección de entre una existencia enorme de pacas que contienen todo tipo de hojas, cada una clasificada según su tiempo (ligero, seco, volado y capote), su tamaño, su edad y, lo más importante, su zona y su área de origen.
Un rasgo verdaderamente distintivo del tabaco cubano es como una superficie agrícola tan pequeña de Vegas Finas de Primera puede producir tan amplia variedad de sabores, y además tan distintos de unas áreas a otras. Realmente, el tabaco que se cultiva en un lado de una carretera en Vuelta Abajo puede saber completamente diferente del tabaco que se cultiva en el otro lado
Existe un vínculo establecido entre la fábrica y las zonas que suministran la hoja para las marcas que ésta produce. Sin embargo, es responsabilidad del Ligador tomar muestra del sabor del tabaco que se utiliza diariamente. Él conoce las recetas de cada marca y vitola, y es el guardián de su consistencia.
La proporción de cada tipo de hoja que el Ligador especifica para cada puro en producción, es conformada por el departamento de ligadas o mezclas. Este hace lotes con las proporciones exactas, entregándose los mismos diariamente a los Torcedores para que puedan realizar su trabajo.
El departamento de mezclas se denomina La Barajita, porque el proceso de ensamblar las hojas para una ligada se asemeja al proceso de barajar las cartas.
Por fin, más de tres después de que la primera hoja fuera recolectada, llega el momento de convertirse en Habano.
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